Big Data. El poder de los Datos.

El poder de los datos
A medida que pasan los meses, poco a poco (los que podemos) nos conectamos más y mejor en búsqueda de aquello que llamamos “la nueva normalidad”.

Hoy son comunes las reuniones virtuales por alguna plataforma, aplicaciones para la productividad, el E-lerning para capacitaciones, mensajería instantánea etc. Todo esto a cambio de unos dólares o de algunos datos.

El Big Data es un tema que hoy está de moda, aunque su presencia en nuestras vidas lleva varias décadas. Existe constante y silencioso entre nosotros “los ciudadanos de a pie”, un fantasma que recopila todas nuestras huellas y cada vez somos menos conscientes de eso. Es claro que en los últimos cinco años se ha generado más información que en toda la historia
de la humanidad. Y seguimos presionando los botones de “next” y “aceptar” sin leer.

En el documento de la Fundación Innovación Bankinter; Big Data, El poder de los datos, leemos a varios profesionales del sector, colocando en la palestra los beneficios y los retos que tenemos hoy frente al Big Data, y que se convierten en urgentes a partir del confinamiento, que incrementó el traslado de datos de las empresas a nuestros hogares.

El Big Data nos promete generar nuevas oportunidades de negocio, a partir de datos de alto valor añadido. ¿Valor añadido? ¿valor para quién y para qué? esto presupone una entidad capaz de capturar estos datos para beneficio propio o de los interesados, en post de lograr sus metas. Este es el poder de la Big Data, la capacidad para revelar nueva información sobre las
“cadenas de valor” de una organización o de un sector, para abordar problemas de negocios o sociales,

El mismo documento nos presenta que existen ciertas etapas antes de que lo anterior ocurra. John Kotter, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard menciona que todo esto, implica 8 largos pasos: (1) establecer un sentido de urgencia (2) formar un equipo que lo lidere, (3) desarrollar una visión que lo dirija, (4) comunicar y transmitir la estrategia, (5) capacitar a los demás para actuar en consecuencia, (6) asegurar resultados a corto plazo, (7) consolidar y profundizar en las mejoras (8) institucionalizar los nuevos métodos para un continuo desarrollo. Sin esto, el desarrollo de la Big Data tanto en empresas como en instituciones, está lejos de brindar las soluciones que hoy son facilitadas por la digitalización, el “superpoder” de los datos es obtener información valiosa, para predecir comportamientos
y cambiarlos, optimizar el rendimiento operativo e innovar, para llevarnos a una transformación que se convierta en una verdadera ventaja competitiva. Esto está ofreciendo el Big Data.

Existen errores si no se siguen los pasos anteriormente mencionados, como los que leemos en el documento “Year of the Rat. The Strategic Consequences of the Coronavirus Crisis” que ejemplifica el punto con el desastre de la lectura de datos y de su interpretación en casos como el ataque del 11 de septiembre, y en la actualidad la reacción considerada lenta de la Organización Mundial de la Salud, ante la pandemia del COVID-19.

La sociedad hace un contrato que nadie reconoce, pero existe, el contrato social que hemos firmado gira en torno a la comodidad de tener acceso a la información, bienes, personas y conectividad a cambio de información sobre nosotros. pero ¿cuánto de esto contribuye en una sana protección contra amenazas como las que estamos viviendo? Al final “Lo importante no es mirar a los datos sino relacionarlos con el contexto” ¿Cómo ayuda la Big Data en nuestra vida?

La mayoría damos clic y aceptamos sin darnos a la tarea de saber que estamos aceptando, ni los riesgos que se toman, ni la privacidad a la cual renunciamos. Debido a la urgencia que hoy requiere estar conectado. Realmente ni las personas, ni las organizaciones ni los gobiernos de nuestra región entendemos en su totalidad cómo utilizar y menos proteger los datos, como interpretarlos o que “valor darles”. El Big Data permite más acceso a todo, y su inteligencia se puede usar para el bien y para el mal”, pero hay que saber usarlos, así de simple.

Las grandes crisis suelen ser aceleradores de tendencias, pero ¿a dónde aceleramos? Es obvio que en los países, los “shocks” internacionales serán una consigna para las políticas económicas venideras, donde los gobiernos priorizarán la salud y la seguridad. Pero en alusión a ello, ¿perderemos libertades?, ¿Vamos a entrar en una era de autoritarismo digital (vigilancia, detección, represión …) ¿vamos a sacrificar libertades individuales, como
nuestros datos? Pero hablar únicamente de las aplicaciones del análisis masivo de datos en cuestión de salud, seguridad o negocios es reduccionista. La Big Data está en todo y, al fin y al cabo, lo que de verdad importa es cómo esto sirve a las personas. No en vano, cada uno de nosotros somos una fuente de datos, no por el valor del dato, sino de “nosotros” como personas.

Encontrar la manera idónea de cómo el algoritmo de estas herramientas debe interactuar con los seres humanos es un gran reto, y como la experta Seyfert-Margolis dice: “lo importante no es mirar a los datos sino relacionarlos con el contexto y la situación. y cómo se está actuando”. Ella habla acerca del tema de salud, pero se infiere igual en todas las áreas del ser humano. El elemento humano, el contexto y las relaciones causa-efecto es fundamental en todo sentido”, No podemos perder el componente emocional del comportamiento porque refleja lo que la gente realmente necesita y quiere usar para conectar con otras personas, por esto los expertos coinciden en la necesidad de contar con personas formadas en la ciencia de datos y en su interpretación para el aprovechamiento del poder del Big Data.

Científicos del análisis que puedan asesorar gobiernos y líderes políticos y de empresas para tomar las mejores decisiones para el ser humano y no para los intereses individuales de un sector. Científicos en diferentes áreas son fundamentales para entender los datos y transmitirlos a quienes deban aplicarlos. Científicos que nos puedan llevar a una buena medición y “limpieza de datos”, con una correcta aplicación y un equilibrio entre lo que compartimos y lo que no, y cómo lo hacemos para no dañar la privacidad de los usuarios.

Saber interpretar los datos integrando al ser humano en el aprendizaje y realizar dicha integración de manera responsable, preservando la privacidad y la libertad de los individuos. Lo anterior también nos está llevando al desarrollo de una gran industria en torno a la ciberseguridad. ¿Es seguro tener datos en su smartphone? La realidad es que no, y que la
única manera 100% segura de evitar un ataque es, no almacenar en él, nada que no queramos que otros vean, o roben. ¿Qué haremos? ¿no cocinaremos, porque el fuego quema? de nuevo,

El Big Data, se puede usar para el bien y para el mal” y hay que saber usarlo. Son varios los temas en los cuales el Big Data pretende tener respuestas, pero estamos aún muy jóvenes y no existe la suficiente producción de personas que interpreten la Big Data y líderes de gobiernos y empresas que entiendan donde estan los límites del bien común y donde inicia el derecho individual y no caer en una “tiranía de las masas”. El Big Data abre el camino a una sociedad más informada, más eficiente, capaz de realizar proezas que hasta hace poco, eran reservadas a la ciencia ficción. ¡Hagamos que llegue la ciencia ficción!

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