Las Fake News y su impacto en la opinión pública.

La otra cara de la moneda de las redes sociales, es su encapsulamiento, la desinformación que en ocasiones generan y la reafirmación de paradigmas.

El tema de las fake news no es un tema nuevo, ni exclusivo de las redes sociales, “ya que el Internet es un instrumento que desarrolla, pero no cambia los comportamientos, sino que los comportamientos se apropian de Internet y, por tanto, se amplifican y se potencian a partir de lo que son”. (Castells, 2000). La clave es la palabra “potenciar”. En una sociedad interconectada con la posibilidad de acceso a más información y de forma más rápida, la oportunidad del acceso puede beneficiar a unos en detrimento de otros.  

Si bien es cierto que las nuevas tecnologías de la comunicación han contribuido al desarrollo de las sociedades, esta es una herramienta que se puede utilizar de diferentes formas. La otra cara de la moneda de las redes sociales, es su encapsulamiento, la desinformación que en ocasiones generan y la reafirmación de paradigmas que poco pueden aportar a la libertad individual de las personas y de su derecho a la vida ya la búsqueda de su felicidad.

Cuando se realiza una reflexión breve acerca de las “fake news” se tiende a considerar a algún tipo de monstruo cibernético inescrupuloso, que intenta manejar los hilos de la sociedad por medio de mentiras y artimañas digitales. Una especie de demonio que distorsiona la opinión pública con respecto a la realidad. Pero con un análisis más detenido con respecto a la información falsa, despejando la idea del monstruo cibernético y dejando de pensar que “los otros” y “la gente” son grupos a los que no se pertenece. Caemos en cuenta que, nosotros somos la gente, y es que somos nosotros, los que a través de los grupos familiares de WhatsApp y de nuestras cuentas en redes sociales, los que hacemos circular información sin haberla verificado, sencillamente porque refuerza nuestros puntos de vista, nuestros prejuicios, nos permite compartir nuestros temores o nos hace sentir más seguros” (Ciclo Alumn Latinoamérica, 3era. Sesión con Jose Luis Orihuela)  actitud que nos hace parte, en el intrincado sistema de las “fake news”.

Fake news, que son y porqué su éxito.

Las fake news o noticias falsas “son una alteración de la realidad, desvirtúan los hechos a conveniencia y pueden llegar a modificar la opinión de los ciudadanos, ya que parecen verdaderas”(Muñoz Sanhueza, 2017) Generando algún tipo de beneficio a sus creadores, lo que por supuesto es una trasgresión a la ética periodística, que tiene como objetivo la búsqueda de la verdad, entendiéndose esta última como una cualidad del juicio, juicio que debe corresponder, coincidir o adecuarse a los hechos de la realidad. Se busca entonces objetividad en la emisión de las noticias y ser objetivo es “adherirse voluntariamente a la realidad por medio de seguir ciertas reglas de un método que se base en hechos, y apropiado a la cognición humana” (Orbaugh, 2015).   un método como la lógica. Cae de su peso al definir el concepto de fake news como: noticias que se apartan de la realidad.

Pero, ¿porque las noticias falsas tienen cabida en las audiencias? Y la respuesta es, porque parecen verdaderas. “Pero además porque apelan a los marcos, a la identidad y a los valores, de grupos y personas. Esta es la clave de su éxito” (Muñoz Sanhueza, 2017). Y es que entre más se apega una noticia falsa a las creencias o miedos propios de los públicos, más éxito poseen, afianzándose así, en el imaginario colectivo.

George Lankoff en su libro “No pienses en un elefante. Lenguaje y debate político” puntualiza que “Los marcos son estructuras mentales que moldean nuestra visión del mundo. Por lo tanto, moldean los objetivos que perseguimos, los planes que trazamos, el modo en que actuamos y lo que consideramos un buen o mal resultado de nuestras acciones”(Lakoff, 2004).  Y si los interesados logran que esa pintura distorsionada de la realidad entre en el “marco” del imaginario, esta será una “bonita pintura” digna de compartirse en Facebook o el Instagram. ¡Pero cuidado! No es la realidad objetiva, es solamente una representación distorsionada de la misma.

El mundo es afectado por las fake news en todos los ámbitos y hacia todos los públicos, prueba de ello en la actualidad es el sufrimiento de dos pandemias: la generada por la crisis de salud suscitada por el COVID-19 y la otra es la “infodemia” o su evolución al concepto de “des-infodemia” que, según declaraciones de la OMS, es la cantidad excesiva de información (en algunos casos correcta, en otros no), que dificulta que las personas encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna en cuanto a temas relacionados con la crisis sanitaria. La OMS también declara que al ser esta, la primera pandemia en la historia en la que se emplean a gran escala los medios digitales de información, es real la proliferación de fake news concernientes al tema, modificando la opinión pública.

La opinión de las personas, incluso de especialistas con intereses prestablecidos, difieren según sus propios paradigmas o ideologías que deciden defender, y es aquí donde la credibilidad de la información dependerá de cuánto la noticia concuerde con los valores o “marcos” de quienes acceden a ella, para ser aceptada y luego compartida. Muchas veces sin mala intención o con la intención de ayudar, pero es donde las fake news encuentran un caldo de cultivo, un público que les cree al punto de poder modificar su opinión y que luchan por modificar la opinión de los demás. “La gran exposición a las informaciones que circulan en el Internet ha fragmentado las audiencias. Fenómeno que ha sido visto por los creadores de las noticias falsas como una oportunidad para llegar a aquella ciudadanía que buscar confirmar sus creencias y valores”. (Muñoz Sanhueza, 2017) y que luego toman acciones como compartir o pertenecer a un grupo.

Si bien es cierto, los modos de consumir información han cambiado, este cambio no solo se debe al mayor acceso a las nuevas tecnologías del internet, ni no también a la desilusión que los públicos tienen de los medios tradicionales de información, debido al ajuste de agendas en el trato de noticias, beneficiando a ciertos sectores. Desde el punto de vista del ciudadano, el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación genera una nueva forma de organización social, pasando poco a poco de simplemente informarse a decodificar, denunciar, debatir y lograr un cambio.  “Este fenómeno es conocido como ciberactivismo, definido como la capacidad ciudadana de promover y luchar por una causa, que se ejecuta y tiene eco a partir de la formación de comunidades digitales”(Orihuela 2021). Por lo cual es importante contar con herramientas que ayuden a esa reflexión en temas que le son importantes en las sociedades.



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